Las sombras juegan a esconderse en la luz de este caluroso verano de enero. Música repetida, días rutinarios, caras nuevas cada mediodía y cada medianoche. Caretas agradables, amables, sonrientes, respetuosas se mezclan como remolino bajo el mismo techo, a veces sentados en la misma mesa resaltan en contraste de otras tantas amargas, quejosas, malhumoradas, idiotas caras que reflejan su mas estúpido pensamiento hostil sin el mas mínimo de los respetos asechando por tu simpatía y volcando sus ladridos en tu rostro.
El silencio de la siesta..los turistas de paso..los borrachos de la noche que llegan en busca de un trago con monedas de vuelto. La plaza como el único lugar social con artesanos que decoran y venden sus creaciones.
Propinas generosas, promedio, y otras un tanto pobres. Cambio, cuentas, Comandas, papeles, carta, platos que salen, demoras, locura en la cocina, Corridas..idas..venidas..otro pedido..un plato mas..sal por favor..una cerveza mas. Somos seis..somos ocho..ahí vienen los demás..nos vamos ubicando..para llevar?
Disculpen esta cerrado;..no si es algo para tomar nomas, ah..si pero no ya cerramos.
9 mesas, mas una que nunca la armamos..la “diez”..la de atrás..,
36 sillas,
36 vasos,
36 juegos de cubiertos,
36 servilletas dobladitas,
9 o diez velitas en el centro de la mesa..dependiendo si alguna no prende..,
9 manteles, a los cuales los repasamos (limpiamos) cuatro veces por día,
Lo mismo con las mesas y las sillas, las cuales hay que sacar una vez por día y entrarlas una vez por día, o sea..dos veces..
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